'LA VOZ DE CANARIAS LIBRE': PROPAGANDA Y ORGANIZACIÓN

Mayo de 1976. Reunión sindical en una de las cuarterías de Fañabé, en Adeje, sur de Tenerife, para tratar sobre el convenio colectivo. De Santa Cruz se habían desplazado un abogado y dos o tres activistas de la Federación Canaria de Sindicatos Unitarios (FCSU), que andando el tiempo sería la base del Sindicato Obrero Canario en la isla. Nos lo contó por aquella época uno de los sindicalistas asistentes, con cierto asombro y un deje de envidia en la voz Antonio Cubillo, durante una de las emisiones de La Voz
de Canarias Librevoz: hacia las diez de la noche, la casa donde se realizaba la reunión, de bloques sin enlucir, empezó a llenarse de trabajadores de la zona, en su mayoría de origen gomero, que venían a oír al guanche, como llamaban a Antonio Cubillo, medio en serio medio en broma. El cachondeo, más aparente que real, fue desplazado por la atención de los presentes cuando empezó a oírse nítidamente por las ondas -allí no llegaban las interferencias que obstaculizaban la emisión en otras zonas de Tenerife- la salutación del líder independentista: "Aquí la Voz de Canarias Libre, emisora del Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario (MPAIAC). Salud para todos los compañeros...".

EN MEDIO DE LA CRISIS. Hacía seis meses que desde Argel, la noche del 2 de diciembre de 1975, había empezado a emitir La Voz de Canarias Libre. Dieciocho días antes, el 14 de noviembre, se había firmado entre España, Marruecos y Mauritania, el Acuerdo Tripartito de Madrid, que repartía el antiguo Sahara Español entre los dos países colindantes. España, por su parte, seguiría accediendo en condiciones especiales a los caladeros pesqueros del llamado banco canario-sahariano.

Este había sido el resultado de la "Marcha Verde", invasión civil del territorio organizada por Marruecos en octubre, con el fin de forzar una situación de hecho, ocupando la antigua colonia antes de la posible organización de un referéndum, en el que sus habitantes decidieran libremente su destino, de acuerdo con la resolución de la ONU, que había declarado el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.

La cesión del Sahara por un Gobierno español, debilitado, en crisis y enfrentado a un futuro incierto por la agonía del general Franco, que moriría seis días más tarde de la firma del Acuerdo de Madrid, fue una bofetada a Argelia, que liderada por el coronel Boumedien y aparentemente muy lejos todavía de las crisis que ha sufrido posteriormente, constituía la antítesis social y política de Marruecos en el norte de África. La respuesta inmediata del Gobierno argelino fue, por una parte, dar acogida al Frente Polisario, que había sido creado dos años antes como representante y cauce organizativo de las aspiraciones independentistas del pueblo saharaui, y, por otra, dar luz verde a las emisiones de La Voz de Canarias Libre, un viejo proyecto de Antonio Cubillo, líder del MPAIAC, organización que desde hacía años tenía su sede en Argel, desde donde desplegaba una intensa actividad diplomática.

Fruto de esa actividad, en julio de 1968 el Comité de Liberación de la Organización de la Unidad Africana (OUA) había declarado que "las Islas Canarias son parte integrante de África y no constituyen una parte integrante de España"; asimismo que "el pueblo de las Islas Canarias tiene derecho a la autodeterminación, como todos los territorios sometidos aún al colonialismo". Este éxito diplomático tuvo su continuidad en 1975, meses antes del inicio de las emisiones radiofónicas desde Argel, cuando la Cumbre de la OUA acordó crear un comité encargado de estudiar la entrada del MPAIAC en la organización, como movimiento de liberación. Este proceso debía concluir en 1978, en la reunión que la OUA tenía previsto celebrar en Jartún. Mientras tanto, en febrero de 1976, el Consejo de Ministros de la OUA, a través de su Comité de Liberación, propuso someter al Comité de Descolonización de la ONU el caso de Canarias, como "parte integrante del Continente Africano".

UN ARMA DE PROPAGANDA. Las emisiones de La Voz de Canarias Libre constituyen un hito y un complemento necesario hacia el interior de esta actividad diplomática del MPAIAC. Es la primera vez que Antonio Cubillo tiene oportunidad de dirigirse al pueblo, al que durante tantos años ha estado “representando” -de manera más voluntarista que real- ante las más altas instancias políticas del continente africano. Y es también la primera ocasión que el movimiento cubillista tiene para organizarse en las Islas. La Voz de Canarias Libre iba a ser el vehículo de este contacto del líder con su gente, posibilitando al mismo tiempo la creación de los primeros núcleos organizados del MPAIAC en el Archipiélago.

La Voz de Canarias Libre es, pues, directamente un arma de propaganda política, al servicio de los intereses propios del MPAIAC e, indirectamente, de los países progresistas de África, que veían con temor el fortalecimiento expansivo de Marruecos, representante tradicional de los intereses occidentales, sobre todo los de Estados Unidos, en el área. Si quisiéramos buscar un precedente de La Voz de Canarias Libre, no tendríamos que ir muy lejos: Radio España Independiente, Estación Pirenaica. Esta emisora, que el Partido Comunista de España mantuvo en funcionamiento durante el franquismo, fue su modelo. Un modelo conocido por Antonio Cubillo, que colaboró con La Pirenaica en sus tiempos de militante del PCE.

Por regla general, los programas eran enlatados. La grabación se realizaba por la tarde y se dejaba preparada para que los técnicos argelinos la emitiesen a la hora convenida. En caso de problemas o noticias muy importantes de última hora, la emisión se hacía en directo, lo que sólo se produjo en raras ocasiones.

Para la recepción de noticias había un teléfono con disponibilidad de uso a cobro revertido durante seis horas diarias por la red de informadores que se fue creando en las Islas y que llegó a estar compuesta por alrededor de un centenar de personas. Las noticias seleccionadas, todas relacionadas con la política o la economía, eran emitidas de tal manera que se confundía la información con la opinión. Eran más propaganda que información y servían sobre todo para mostrar a los oyentes que el MPAIAC estaba al tanto de lo que pasaba en Canarias; es decir, estaba en Canarias, no era una organización ajena a los intereses e inquietudes de las gentes de las Islas, como quería hacer ver el Gobierno de Madrid.

También se emitían programas culturales, especialmente aptos para cubrir las necesidades de difusión de la emisora cuando Antonio Cubillo se encontraba ausente de Argel, debido a sus actividades políticas por el continente africano. Estos programas versaban sobre la historia y la cultura de Canarias, tratadas desde una óptica guanchista y reivindicativa de la diferencia respecto al conjunto de la cultura española.

VEHÍCULO ORGANIZATIVO. Pero la emisora servía fundamentalmente para organizar a los partidarios del movimiento en las Islas. A través de sus ondas se dirigió y coordinó en gran parte la “fase de propaganda armada” durante los años 1976 a 1978, que dio al MPAIAC una gran resonancia social y política y concitó la represión del Gobierno contra sus militantes, víctimas de una serie de redadas policiales que prácticamente desarticularon la incipiente organización que se había creado en el interior.

Las emisiones radiofónicas finalizaron el 28 de enero de 1978. Argelia y España, ésta ya con el primer Gobierno de la democracia, replantearon sus relaciones políticas y diplomáticas y una de las condiciones fue el fin de La Voz de Canarias Libre. El PSOE se jactó entonces de que gracias a los buenos oficios de su secretario general, Felipe González, fue acallada la voz del guanche. Los tiempos estaban empezando a cambiar. La “propaganda armada” no había pasado de eso, el MPAIAC estaba desarticulado en el interior y fuera sólo quedaba Antonio Cubillo, a la espera de la Cumbre de la OUA en Jartún.

Las fuerzas más oscuras del régimen de entonces, a las órdenes, según denunció el propio líder independentista, del ministro del Interior Rodolfo Martín Villa, y en una operación chapucera -precedente de las que posteriormente, ya con el PSOE en el poder, llevarían a cabo los parapoliciales Grupos Armados de Liberación, más conocidos por sus siglas, GAL-, intentaron eliminar también este obstáculo el 5 de abril de 1978, con el atentado que hirió gravemente a Cubillo, el cual quedó fuera de combate una temporada. Cuando pudo volver a la acción el campo nacionalista e independentista en Canarias estaba ocupado por Pueblo Canario Unido y poco después por Unión del Pueblo Canario, donde el diezmado Movimiento por la Autodeterminación y la Independencia del Archipiélago Canario no era la fuerza principal, aunque sin duda el relativo éxito electoral que tuvieron esas opciones no puede entenderse al margen de fenómenos como la actividad desplegada por La Voz de Canarias Libre durante sus dos años de funcionamiento.

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