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martes, 11 de noviembre de 2008

Barack Obama, ¿cambio o continuidad enmascarada?


Como todos ya sabemos, Barack Obama es el nuevo presidente de los Estados Unidos, todo un hito teniendo en cuenta que es el primer presidente de raza negra de la nación más poderosa del mundo. Esta victoria puede tener muchas lecturas, pero los progres europeos han encajado la noticia con un gran jolgorio.

EE. UU. como nación ha demostrado desde el comienzo de su historia, un pactismo inmovilista en defensa de su sistema democrático, cada día más inviable y corrupto. Recordemos que este pacto democrático y revolucionario en su momento data del 4 de julio de 1776 y en él, la burguesía cogió el mando de la situación, mando que tiene hasta el momento. Si hay un territorio donde la traición de la burguesía se ha materializado de manera más claro, ese ha sido EE.UU., pues los trabajadores en EE.UU. nunca han tenido una mínima cuota de poder. Los presidentes han pasado, unas veces republicanos y otras veces demócratas, pero la política realmente ha variado más bien poco. Teniendo en cuenta estas cosas, ¿cuál es el motivo de la euforia por la victoria de Obama?

La socialdemocracia europea de centroderecha, aunque disfrazados de izquierdistas, ve en Obama una apoyo a la política que ellos hacen desde Europa: matices sociales y liberales en economía. Pero no nos dejemos engañar: por mucho que digan que Obama está a la izquierda del Partido Democrático y todas esas cosas, dudo mucho de su interés por la política social, más que nada porque es impopular en los Estados Unidos. La victoria de Obama para esta socialdemocracia burguesa europea no es más que una consolidación de un modelo político en el mundo occidental, ni más ni menos. Si con la presencia de personajes como Bush, Aznar o Berlusconi, el mundo occidental se viraba claramente hacia la derecha tradicional, con políticos como Zapatero u Obama, la tendencia es hacia una política centrista, con caramelos como medidas sociales avanzadas, pero políticas económicas y demás, claramente liberales y poco diferenciables con las de la derecha tradicional. Incluso estaría dispuesto a decir que Obama hará menos reformas sociales que Zapatero, miren lo que digo.

El nuevo presidente americano tiene sobre la mesa una cantidad de problemas que debe solucionar para que EE.UU. deje de lado su ilegalidad política y su hipocresía: quitar el bloqueo de Cuba, dejar de ser racista con pueblos a los que se creen con derecho de invadir, dejar legislarse por sí mismos a los países de Próximo Oriente, ser tolerantes con los gobiernos socialistas de América Latina, que EE.UU. se olvide de actuar como "el Mesías" de la civilización mundial, cerrar la cárcel de Guantánamo, una vergüenza de la humanidad, dejar de lado la idea de colocar un muro que separe las fronteras de EE.UU. y México, firmar el Protocolo de Kyoto, gobernar mirando también las clases más desfavorecidas de los EE.UU., dejar de apoyar a los genocidas israelitas y combatirlos, no apoyar dictaduras crudentas, etc etc etc.

Como dice Eduardo Galeano en su artículo en Rebelión, ojalá Obama gobierne con coherencia y con interés de socializar, pero siendo sinceros no confío en ello. Más allá del glamour o lo novedoso que tenga su color de piel, algo que no debería tener mayor importancia, Obama es un político que ha salido elegido presidente de los Estados Unidos y con el apoyo de intereses económicos especulativos. ¿Va a gobernar en contra de ellos? Nadie escupe la mano del que le dá de comer.

3 comentarios:

CMB dijo...

"Si con la presencia de personajes como Bush, Aznar o Berlusconi, el mundo occidental se viraba claramente hacia la derecha tradicional, con políticos como Zapatero u Obama, la tendencia es hacia una política centrista"

Más vale eso que nada, no? Es decir, mejor centrista con matices sociales, como dices tu, que de derechas casi radical.

Por lo demás, totalmente de acuerdo una vez más. Por cierto, soy el único que está hasta los huevos de que le recuerden que es negro? Tanta insistencia es lo que evidencia que seguimos siendo racistas. Si no lo fueramos, lo veríamos como lo mas normal del mundo. Vale que sea el primero, pero debería quedar en anécdota. Al final parece más importante su color de pel que sus ideas politicas.

R. V. dijo...

Muy de acuerdo contigo, lo del continuo recuerdo de que sea negro es algo que deja entrever el hecho de que sea negro. Luego lo que tú dices, vale, sí mejor que la derecha radical, vale, pero con ese conformismo no se llega a ningún lado, porque los matices en este régimen liberal burgués en Europa Occidental, son muy pequeños.

Anónimo dijo...

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